sábado, 8 de junio de 2019

CAPITULO IX: LA MAGIA DE LA MÚSICA







LA MAGIA DE LA MÚSICA

creación, construcción, movimiento… la magia de la música.

La percepción es algo que penetra en nosotros ante la observación de algo que se nos presenta y que implica un reconocimiento de lo que estamos percibiendo y una asociación a algo conocido, muchas veces de forma involuntaria.

Cuando percibimos un sonido, la percepción es instantánea; oímos por ejemplo, el sonido de una sirena, e inmediatamente lo reconocemos, pensamos en los bomberos o en la policía, sabemos de una forma involuntaria lo que es ese sonido y nuestra mente lo asocia a algo que ya conoce.


Esta percepción de las diferentes manifestaciones del sonido se cuida mucho en la primeras etapas infantiles para lograr una buena educación auditiva y así poder reconocer fácilmente el sonido que durante toda nuestra vida nos acompaña, es nuestro “fiel compañero”, no lo olvidemos, y conocerlo y saber identificarlo es casi nuestra obligación, el está ahí para que nosotros le aceptemos y valoremos.


Cuando el hecho sonoro es musical entonces esa percepción se produce de una forma gradual, según se vayan sucediendo los sonidos musicales. A diferencia de otras artes, que la contemplación se produce en el momento y en su totalidad, en música la percepción se produce en el tiempo, hay que esperar un tiempo para poder percibir la obra completa y poder tener una idea de su totalidad aunque lo que vayamos percibiendo ya nos va dejando sensaciones, pero tendremos que esperar a oírlo todo para poder tener una idea fiel de lo que estamos percibiendo. 

No se trata de reconocer y asociar a algo, se trata de sensaciones que afectan a nuestra psique, a nuestra alma; entonces nuestro fiel compañero se presenta de una forma muy especial, nos muestra su faceta más delicada, su trabajo más perfecto; es como si nos demostrara su fidelidad mostrando su cara mas bella como un regalo muy especial que nos hace.

Hay unos aspectos en la percepción musical que debemos conocer para tener una idea más completa a la hora de deleitarnos con nuestras músicas favoritas y autores preferidos, o también ante nuevas músicas que cada día surgen y observar cómo ellas nos afectan.
Hablemos algo sobre cada uno de estos aspectos contenidos en un hecho musical.

LA MELODIA es la parte creativa del autor y del receptor. El músico siente esa inspiración que le viene de una forma involuntaria a través de vivencias, observaciones o simplemente surge de sus propios sentimientos, ya sean de la índole que sean: amorosos, patrióticos, dolor, miedo…etc.

La melodía actúa sobre nuestra fantasía: la del propio autor y la del oyente, porque, si bien, está concebida bajo unas circunstancias propias de su autor y éste nos envía su mensaje, a nosotros nos puede sugerir otras diferentes o alteradas porque también nosotros tenemos nuestra propia percepción con unos condicionantes que influyen en la audición, lo que, a mi modo de ver, hace enriquecer la percepción del hecho musical. Esto creo que es un hecho y se demuestra al ver la diferente respuesta de los oyentes ante una misma obra, no a todos les llega el mismo mensaje que el autor haya querido mostrar.


LA ARMONIA se podría definir como la arquitectura de la música, así lo veo yo, al menos.

El autor crea una melodía, es su inspiración, su “alma” ahí reflejada; ahora necesita construir algo sólido que le dé apoyo, identidad, refuerce el color, la adorne y embellezca….esa es la labor de la armonía.

La armonía actuará sobre nuestro intelecto, de forma que podamos apreciar esa labor artesana de combinar sonidos, de oír sonidos simultáneos que compaginen bien y que es toda una labor intelectual muy complicada y sujeta a normas basadas en los sonidos armónicos al percibirlos juntos. La armonía es toda una ciencia y la armonización de una melodía es labor complicada.

EL RITMO es la “sal” de la música. El ritmo es fundamental en un hecho musical. Es el acento, la gracia, lo que define la personalidad de esa pieza musical, además de tener identidad propia. Hay hechos musicales donde sólo hay ritmo, no hay nada más….solo ritmo…y por cierto que suelen ser de gran belleza.

El ritmo actúa sobre nuestro sistema nervioso, pero esta idea no tiene que ser necesariamente negativa. Cuando decimos que algo actúa sobre el sistema nervioso parece que debemos estar hablando de algo negativo…no, no debe ser así. Evidentemente cuando escuchamos algún pasaje rítmico y una música tiene muy marcado el ritmo, enseguida nos invita a movernos, es casi instintivo, si, porque actúa sobre nuestro sistema nervioso y nos invita a expresarlo y desarrollar esa faceta tan bella que es el movimiento de nuestro cuerpo.

Nada más bello que poder expresar la música con todo nuestro ser: el cuerpo y el alma, porque no se concibe moverse sin que algo se haya conmovido dentro de nosotros, es imposible poder moverse sin que haya un elemento que sea el que haga que nos expresemos en el espacio, no es una movimiento mecánico, hay un “alma” en todo ello.

He aquí pues, los tres elementos maravillosos que nos muestra el sonido en su manifestación más placentera que es la música:


LA MELODIA, con toda su fantasía desbordada en una manifestación creadora.


LA ARMONIA, con ese trabajo minucioso, arquitectónico, intelectual y gratificante que hará de la melodía una maravillosa obra de arte.


EL RITMO, que es el movimiento del sonido, el orden (o desorden) en el sonido, la esencia misma del sonido, sin él no hay movimiento sonoro.




Conocer nuestras posibilidades de expresión musical y poder vivirlas plenamente es algo muy importante para nosotros. Es altamente educativo y altamente satisfactorio y mi deseo es que pudiera llegar a todas las personas, estén en la etapa de la vida que estén, ya sean niños, jóvenes, adultos, ancianos, nunca es tarde, mi experiencia me lo avala, yo he experimentado todo esto en el campo de la música, de la danza y de la expresión corporal con personas de todos los niveles de edades y algunos muy mayores (mas de 75 años) que, además de divertirse muchísimo, de darles otra dimensión a sus vidas, les ha dejado una experiencia única que nunca olvidaran, ni yo tampoco, porque su felicidad fue también la mía.

María Dolores Velasco Vidal

"La prodigiosa aventura del sonido" está registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid- año 2006








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