Hemos
dejado la observación del Hombre por unos momentos para pasar a conocer un poco
a nuestro fiel compañero el Sonido.
Es
indispensable observar sus cualidades porque ellas nos van dando pistas de su
personalidad en cada manifestación sonora y así entender mejor lo que nos
quiere transmitir.
Es
curioso observar como la apreciación de cualquier sonido puede ser modificado
según su intensidad, de tal forma que lo que nuestros oídos aprecian como un
sonido agradable o simplemente aceptable, según su intensidad se modifica
nuestra apreciación y llega a ser o bien más placentero o mucho más agresivo
para nuestros oídos y hasta puede llegar a ser desagradable o insoportable.
En música es un factor muy importante
para la expresividad. Una melodía plana, sin intensidades sería algo abocado al fracaso. La propia
palabra hablada (que también es música) es rica en intensidades tan sólo en una
simple frase. Un discurso hablado sin diferentes intensidades, sin énfasis en
algunas palabras, sin medias voces suaves, sin pausas de silencio, sería
francamente aburrido y sin sentido. Así pues, en la música sucede o debe
suceder lo mismo. Esta cualidad del sonido es la que determina esa sensación de vitalidad, de movimiento, de expresividad que tan importante es tanto en la
palabra hablada como en la música.
Es
curioso observar como se puede llegar a esa sensación de más o menos intensidad
en un discurso sonoro.
Una forma es, evidentemente, haciendo sonar los
instrumentos o la voz o voces más fuerte o menos fuerte, eso es así de sencillo.
Pero no siempre se produce esa sensación de mayor o menor intensidad por ese
medio; algunos autores juegan con este parámetro de forma diferente, llegando a
la sensación de mayor o menor intensidad por acumulación de instrumentos, de voces o de ruidos.
.En
la orquesta sinfónica se puede hacer sentir mayor intensidad agregando
paulatinamente más instrumentos. En un coro de voces pasa lo mismo. Manteniendo
un mismo nivel de intensidad, se produce el fenómeno de crecimiento de la misma
por el hecho de añadir más instrumentos o más voces. Parece obvio, pero se ve claramente
que no es sólo la fuerza con que se
emite el sonido el determinante de su intensidad.
Como
referencia cito la obra “Bolero” de Maurice Ravel porque es un ejemplo claro de
cómo un autor emplea la intensidad por acumulación de una forma magistral.
El
autor le ha sabido dar una gran expresividad por medio de muchos elementos que
ha utilizado y uno de ellos es que ha
jugado con las intensidades por
acumulación. La intensidad se va haciendo cada vez mayor por la entrada
progresiva de instrumentos hasta llegar a un final apoteósico de gran
intensidad producido por la acumulación de instrumentos que , si bien han aumentado brevemente su
intensidad, el efecto de gran intensidad
se produce por la acumulación de instrumentos que suenan a la vez.
Nuestro
incondicional compañero, el sonido, es rico en colorido gracias a diversas
particularidades y sobre todo a esa cualidad del sonido llamado timbre.
El TIMBRE es la cualidad del sonido por la cual
se diferencian unos sonidos de otros, dándole así una personalidad y colorido.
Esto se produce por la diferente vibración
de los objetos al hacerlos sonar. Por medio de esta cualidad podemos reconocer
la fuente sonora, sabemos si lo que está sonando es de metal, madera, cristal,
son palos, piedras, etc Si de lo que
estamos hablando es de un instrumento de música, reconoceremos su color
enseguida porque nuestro oído nos dice que, aún en el caso de tratarse de una misma
melodía, se percibe diferente si lo que
estamos oyendo es un instrumento de viento, un piano, un violín o si esa melodía
esta interpretada por la voz.
Hay
sonidos fácilmente reconocibles en el ambiente de una calle o de una casa, son
los sonidos cotidianos que todos reconocemos enseguida. En lo que se refiere a
sonidos emitidos por instrumentos musicales es conveniente ir adiestrando
nuestros oídos para poder diferenciar el timbre de cada uno de ellos, o al
menos, saber reconocer a qué familia de instrumentos pertenece. Esto nos dará
una dimensión mucho mas rica a la hora de disponernos a oír una pieza musical,
pudiendo así disfrutar de una audición más perfecta, más placentera.
Es,
por lo tanto, el timbre el que pone un toque de color a la fuente sonora, y si
esa fuente sonora es un instrumento musical, es interesante saber reconocerlo.
En
los instrumentos de una orquesta hay una diversidad de ellos que se les
clasifica en familias dándole el nombre de su medio sonoro:
- La
cuerda: el sonido se
produce al vibrar las cuerdas.
- El
viento: el sonido se
produce al soplar.
- La
percusión: el sonido se
produce al percutir (golpear).
Pero
dentro de estas familias de instrumentos hay unas diferencias tímbricas
notables entre ellos, unas veces por el
tamaño de los mismos y otras veces por el
material del que están hechos.
En
cada familia de instrumentos hay diferentes tamaños: a mayor tamaño, más grave
(bajo) el sonido, y a menor tamaño más agudo (alto); esto ocurre en todos los
instrumentos afinados y no afinados (percusión). Aquí estamos viendo esa
cualidad del sonido que se llama tono.
Por el tono o altura reconocemos el
instrumento que se está oyendo que, aun siendo dentro de una misma familia de
instrumentos, será fácilmente reconocible sólo por su altura sonora.
Y
en cuanto al material del que están hechos, el sonido cambia de una manera muy
notable. Así ocurre con los instrumentos de viento que según sea de metal o madera el color del sonido será muy
diferente. El metal da un carácter más brillante, más grandioso, solemne,
mientras que la madera le da un carácter más cálido, yo lo calificaría como
sonidos mas aterciopelados, más delicados, sensuales, generalmente hablando
porque hay excepciones.
.Bien, ya sabemos cuales son los
artífices del sonido musical y ahora nos falta saber como contribuyen a que esa
sonoridad sea la adecuada a lo que el compositor quiere transmitir.
Si lo que se quiere expresar es algo
épico, grandioso, magnífico… seguramente se le dará protagonismo al viento-metal, que con su brillantez y
sonoridad rotunda hará que la pieza musical tenga ese carácter, ese colorido. A
excepción del saxo que, a pesar de ser un instrumento de metal, su sonido es
cálido, acogedor.
Muy al contrario será cuando lo que se
quiere decir es intimo, delicado…ahí se emplearán instrumentos de viento-madera que tienen esa
personalidad y junto con la cuerda
dará ese colorido. Esto es a grandes rasgos porque todos los instrumentos, de
hecho, tienen una expresividad muy amplia y es más, la conjunción de varios que
suenen a la vez dará como resultado otro colorido ya que seria como otro
instrumento diferente…en fin en el sonido puede haber infinitas posibilidades,
infinitos matices, infinitos colores, tantos como la inspiración de los
compositores y tantos como sea la captación de los oyentes.
Estas son a grandes rasgos las
cualidades del sonido, hay otros parámetros muy importantes que apoyan la
expresividad, pero eso lo dejo para la próxima cita con vosotros.
Como observaréis os he dejado un vídeo de "El bolero de Ravel" de gran calidad. Está interpretado por la orquesta filarmónica de Viena en el festival de Lucerna de 2010, dirigida por el gran director venezolano Gustavo Dudamel. Tiene una duración de 17 minutos, pero merece la pena escucharlo con tranquilidad porque es una obra maestra interpretada por una orquesta y director maestros también.
Como observaréis os he dejado un vídeo de "El bolero de Ravel" de gran calidad. Está interpretado por la orquesta filarmónica de Viena en el festival de Lucerna de 2010, dirigida por el gran director venezolano Gustavo Dudamel. Tiene una duración de 17 minutos, pero merece la pena escucharlo con tranquilidad porque es una obra maestra interpretada por una orquesta y director maestros también.
María Dolores Velasco Vidal
"La prodigiosa aventura del sonido" está registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid-año 2006
"La prodigiosa aventura del sonido" está registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid-año 2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario