lunes, 13 de febrero de 2012

LA DANZA EN EL RENACIMIENTO - CAPITULO I: Ha nacido una nueva expresión del Arte




LA DANZA EN EL RENACIMIENTO: I - HA NACIDO UNA NUEVA EXPRESIÓN DEL ARTE

Paseando por una de esas calles medievales que tanto proliferan en España, llegué a una placita recoleta, solitaria pero no triste, cargada de acontecimientos vividos, con su fuente en medio como es tradicional. Me atrajo enormemente y ahí me quedé en contemplación un buen rato. Observé su empedrado, sus casas centenarias, donde sus fachadas delatan toda la historia que han presenciado del mismo modo que en los rostros de los ancianos se pueden adivinar los avatares de su vida.

Con los ojos del alma vi a las mujeres acarrear agua de la fuente para el consumo de su familia mientras sus niños correteaban alegremente, poniendo en peligro la integridad de los cántaros de barro que sus madres llevaban cuidadosamente a su hogar. 

O también me imaginaba escenas de diversión, bailando, cantando u oyendo a los juglares relatar los sucesos acaecidos referentes a toda clase de noticias: las últimas victorias de la reconquista, los casorios de los nobles y de la realeza, casi siempre por motivos de intereses, bien políticos o económicos.

Una fuente es algo muy especial. La fuente es símbolo de vida; el agua fluye, las mozas conversan, ríen, lloran, se cuentan entre ellas los chismes del barrio mientras lavan sus ropas frotando enérgicamente sobre sus tablas de madera ondulada. Protestan a sus mozos porque no las ayudan a transportar sus pesados barreños llenos de ropa mojada, recién lavada, oliendo a limpio, que tanto esfuerzo les ha costado hacerlas relucir…Un mundo vivo, real, sin afeites…ese es el pueblo.


Sus danzas son divertidas; el pueblo siempre es el que tiene esa frescura de lo natural, de lo auténtico y de esa forma bailan imitando lo conocido, lo cotidiano como pueden ser los movimientos que hacen en sus quehaceres domésticos o el movimiento de los animales que conviven con ellos, los nobles y gente “estirada” que tanto les hacen sonreír, o esos ciudadanos adinerados con sus trajes de ricos tejidos y sus tocados extravagantes.

Estas gentes van creando un estilo sin pensarlo siquiera, pero lo cierto es que estas maneras de bailar trascienden mucho más de lo que ellos mismos pudieran pensar.

En los palacios se baila también pero es otra cosa muy diferente, más que danzas son movimientos sobrios, de carácter procesional, muy propio para ceremonias reales llenas de protocolos. Las cortes de Europa son muy diversas; mientras en España, ya después del reinado de los Reyes Católicos, la corte se hace mucho más austera, cosa natural ya que el nieto y heredero, el rey Carlos I de España y V como emperador de Alemania, se ha criado en esta última corte con fama de austeridad, y no digamos ya con el reinado de Felipe II, su hijo y heredero, que la sobriedad es su principal característica, tanto en las costumbres como en la manera de vestir.


Italia y posteriormente Francia son otra cosa; lujos, brillantez, diversión…sus principales características, y es aquí donde los nobles y los miembros de la realeza empiezan a observar todo eso que hacen sus campesinos, sus gentes del pueblo, como se divierten y lo divertido que es y, posiblemente y a modo de broma, ellos remedan sus movimientos, sus costumbres y sus diversiones… No olvidan sus danzas formales de la corte, pero hay que divertirse y para ello que mejor que imitar a la gente que se divierte: está naciendo un nuevo concepto de danza que ya no la parará nadie. El Renacimiento ha llegado a esta forma de expresión y la ha trasformado en su concepto básico. Ya no es algo protocolario, también sirve para divertirse.


Mi mente se va hacia estos dos países Italia y Francia. Hago un recorrido por esa Italia del Renacimiento donde la corte es una explosión de lujo y brillantez, y cómo con el matrimonio de Catalina de Medici con el rey francés Enrique II (reinado 1547-1559), da ocasión para que ella y su corte italiana sean el vehículo que transporte a la corte francesa ese lujo y esplendor que acostumbraba a tener en Italia. 

Tenemos, pues, ya en Francia la semilla de todo el boato y resplandor que en años venideros tendrá su culminación con la esplendorosa corte del famoso rey de Francia Luis XIV, llamado el Rey Sol.

Me doy un paseo por ese París del pueblo, de la gente común y veo sus quehaceres, sus diversiones, sus penas y sus alegrías. En las orillas del Sena “les lavandières”, las famosas lavanderas limpian sus ropas en el río, frotándolas con sus puños enrojecidos, golpeándolas con sus palas de madera para sacar la suciedad de esas ropas llenas del sudor y el polvo acumulados por el duro trabajo de sus esposos. Ellos se hacen los remolones para no transportar sus pesados barreños llenos de ropa mojada, los regaños, las discusiones, el cotilleo entre ellas…son las mismas escenas que mi imaginación tuvo también en España. Todos los lugares se parecen, la gente común hace las mismas cosas en las mismas situaciones porque el ser humano no sabe de idiomas ni de países, su comportamiento es el mismo en las mismas situaciones.


La gente baila y expresa sus sentimientos y se ríen y divierten escenificando en ellas todos sus quehaceres. Así nacen los bailes folklóricos, los bailes del sentimiento popular, naturalmente todo esto sin clasificar, ni de ninguna manera fijar, son expresiones espontáneas.
Digamos que la primera clasificación de estos bailes son: la “basse-dance” (baja danza) que son las que los pies no se levantan totalmente del suelo, siempre hay un pié posado en él, y la haute-dance” (alta danza) donde los dos pies saltan y brincan abandonando en algunos momentos el suelo.


Una de la primeras clasificaciones de la danza es “la branle”, muy diversa en sus formas y que ahora vemos algunos aspectos de ella.
La palabra francesa “branle” significa “oscilación”, en realidad “branle” se queda como nombre genérico ya que solo designa la forma de bailarlo, de ahí su diversidad de formas.
La branle, es pues en principio, una manera de danzar más que una danza propiamente dicha.
Analicemos un poco esta forma de danza:


Se baila en corro y por parejas: en un momento dado las parejas danzan solas y en otros formando corro.


- Parte A en corro: agarrados de la mano, pasos laterales a la derecha y pasos laterales a la izquierda.


- Parte B en parejas: en esta parte los danzantes expresan la temática que la danza pida: imitar al caballo, a las lavanderas…etc.


Os presento en este pequeño video “la branle des lavandières” , la branle de las lavanderas, donde se puede observar como los danzantes hacen unos gestos muy gráficos de lo que quieren expresar.


Parte A: oscilación con pasos laterales derecha-izquierda.


Parte B: de frente, el esposo recrimina a su mujer indicando con el dedo y ella le responde del mismo modo, hacen palmas que es la representación de las palas de madera golpeando la ropa.


En esta versión los dos hacen el mismo gesto, pero en otras versiones que yo he tenido la oportunidad de aprender y danzar en diversos cursos de danzas del Renacimiento impartidos por la profesora Verena Machat del Instituto Orff de Salzburgo (Austria), y ateniéndose a la coreografía que fijó posteriormente Toinot Arbeaux, en esta parte B el hombre hace palmas para expresar el sonido de las palas que utilizaban las lavanderas para golpear la ropa y la mujer, mientras, hace el gesto de lavar restregando la ropa contra la tablas onduladas que se usaban antiguamente. Esta versión, creo, es más gráfica y a mi, personalmente, me gusta más.

Otros branles famosos son: “Branle des chevaux”, “Branle des pois” Branle de la Bourgogne” , etc.

Bien, amigos, pues estas dancitas se van introduciendo en los mejores lugares de la sociedad del Paris del siglo XVI y pronto veremos a las gentes principales y hasta en los palacios reales bailar y divertirse como se divierte la gente común:La modernidad ha comenzado ya nadie parará esta otra forma de vivir.

Estas danzas fueron fijadas por Thoinot Arbeaux.


Maria Dolores Velasco Vidal

"La prodigiosa aventura del sonido" está registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid - año 2006

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